MUERTO Y ENTERRADO

Cuando llevas mucho tiempo a la espera acabas perdiendo la esperanza, la ilusión… o lo que se pierda en estos casos.

Te sientes cansada de que pise lo que queda de ti hasta que no quede nada, de volver a perderte en sus mentiras una y otra vez sin que él se dé cuenta de que hace tiempo que estás muerta.

Después, por distintas razones o sin saber bien por qué, un día va y pasa, ocurre lo que estabas esperando y esperas acostada a que el dolor en el pecho vuelva a aparecer, pero no aparece y descubres sorprendida que es que ya te da lo mismo. 

Que ya no eres esa personita triste. 

Que él y tú no sois nada. 

Hoy le aplaudes porque los que es llorar… ya te ha hecho llorar suficiente.

Y  tampoco te detienes a darle vueltas, son tantas cosas que dejaste de hacer que toca ponerse las pilas. No piensas en ese destino cruel que se ríe en tu cara. Sigues adelante porque ya no esperas nada. Solamente vives.

No merece la pena torturase, tener que enfrentarte a un pasado que los dos sabéis muerto y enterrado.

Al fin eres libre. 

Ya no oyes el eco de las sombras atrapadas en las raíces podridas de su alma.