jueves, 21 de febrero de 2013

TRISTE MENTIRA




Jamás olvidaré aquella tarde. Estaba sentada en un banquito a la sombra de un abeto. El se acercó y sin mediar palabra se sentó a mi lado. Yo vivía allí desde hace muchísimos años. No recordaba bien cuanto, creo que más de treinta.
Se quedó mirándome con la cabeza ladeada. Examinó mi rostro largo rato. Finalmente sonrió y me dijo que se llamaba Alex.
Era un chico guapísimo. Moreno, con grandes ojos negros. Recuerdo que pensé que era muy joven para vivir allí.
Quiso saber donde nos encontrábamos. Le miré sorprendida.
-En casa.
Alex negó con la cabeza.
-Eso no puede ser-dijo- Tengo miedo. No creo que alguien pueda sentir miedo en casa.
No supe que decir porque por supuesto aquello era cierto.
-Es un hospital- continuó él con una sonrisa amarga- Uno de esos sitios donde encierran a los locos. A los que ven cosas que no ven los demás y gritan todo el tiempo. Claro, por eso estamos encerrados y no nos dejan ir con la demás gente.
Todo era verdad y yo no tenía que haberle mentido pero no pude evitarlo.
-Te equivocas, Alex. Los locos son los que están fuera. Nosotros estamos bien pero no nos dejan salir para protegernos de ellos.
No sé si se creyó algo de todo esto. Igual prefirió creerme porque era mejor que la verdad.
A partir de aquella tarde todas las demás venía y se sentaba a mi lado pero ninguno de los dos hablaba nunca.
Pasado un tiempo, una tarde de tormenta me lo encontré completamente empapado, bailando feliz bajo la lluvia con los brazos extendidos y una sonrisa enorme en la cara.
Se acercó en cuanto me vio y me abrazó fuerte. Hacía años que no nos decíamos ni una palabra.
-¿Sabes? Era verdad lo que decías. Los locos son ellos. Nosotros estamos en casa.
-¿De verdad?- le pregunté sorprendida- ¿Cómo lo sabes?
-Porque ya no tengo miedo. Y una persona no puede tener miedo cuando se encuentra en su casa.
Aun no sé qué pasó pero hasta yo que sabía que aquello no era cierto sonreí y me creí que los locos no éramos nosotros y que estaba en mi casa.

18 comentarios:

  1. Muy bueno!
    Mi mamá siempre me decía que ella estaba loca, que no quería ser normal. Que los locos eran esos que parecían normales...ja!

    Qué linda historia Mónica! Un besote!

    ResponderEliminar
  2. Tan normales como los locos mismos.
    abrazo buen escrito.

    ResponderEliminar
  3. Que lindo post!
    Aunque me entro una duda, la triste mentira, para cual de los dos seria, o seria para ambos?
    Un beso!!!

    ResponderEliminar
  4. Qué lindo bailar bajo la lluvia!!!
    Me gustó mucho la historia...
    Un beso

    ResponderEliminar
  5. Mónica bonita historia...y es cierto, no se tiene miedo cuando uno está en casa...solo cuando alguno de los miembros de la casa está fuera nos entran esos miedos...tenia un amigo que decía...que bueno es cerrar la puerta de casa cuando todos estamos dentro...
    un abrazo

    ResponderEliminar
  6. En el calor de nuestro mundo, donde la verdad es la nuestra, la que nos reconforta, la que nos da ese aliento a veces necesario; es la que vale.
    Sabes ?, en mi mundo de dos, quiero pensar que esto no se acabará nunca, y no me importa si hay un mundo lleno de cuerdos con mil razones para demostrarnos que estamos equivocados... mientras dos locos pensemos igual.
    <3

    ResponderEliminar
  7. Hace una semana, más o menos, terminé de leer el libro de Coelho " Veronika decide morir" y a pesar de que para mi le faltaron muchas cosas, me gustaron otras y una de ellas fue la forma de percibir el afuera, tal como lo hacés vos con tu historia, Móni. La vuelta de tuerca aveces, es imprescindible para mirar.

    ¡Beso y abrazo para vos!

    ResponderEliminar
  8. Bueno en el interior de nuestra casa es donde encontramos la fortaleza para enfrentarnos a los miedos y a la "locura" que nos posee, quizá es cierto que los que están encerrados estén menos locos que los "cuerdos" que estamos en libertad ejjeje
    Viva la locura, bendita ella, jeje
    unos besotes Monica

    ResponderEliminar
  9. Un día intenté ser normal, fueron los peores 5 minutos de mi vida... La verdad que cada persona es un mundo y cada uno vive su cierto punto de locura como mejor le viene. Hay que disfrutar a lo loco, que la vida dura poco! eso dice mi madre!

    Besitos

    ResponderEliminar
  10. La locura transitoria, muchas veces aporta felicidad. Besos Mónica.

    ResponderEliminar
  11. Me encanto el relato y te deja pensando.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  12. Una historia que refleja verdades, debemos saber que donde mejor nos sintamos es donde queremos estar todos nuestros días de la vida..... besos Mónica, me gusta mucho tu blog =)

    ResponderEliminar
  13. Está muy tierno :)

    Hace años vi una peli española, no me acuerdo del nombre, pero abría con la línea: ¿están locos porque sufren, o sufren porque están locos?

    Ariadna Gil era la actriz.

    Besos.

    ResponderEliminar
  14. ¿Y por que no?. Quiero decir: ¿Acaso no es locura todo lo que está pasando fuera? Y ¿acaso es locura sentirse feliz bailando bajo las gotas del cielo?. No se pero visto lo visto y teniendo en cuenta ambas clases de locura, prefiero la última. Besotes.

    ResponderEliminar
  15. la historia es triste...pero por qué no...No creo que la locura aporte felicidad, en ningún sentido.
    Besos,

    ResponderEliminar
  16. Entre la cordura y la locura hay una linea muy delgada, quién sabe quiénes están más locos, si los locos por serlo, o los cuerdos por aparentarlo. Yo me quedo encima de la linea...

    Un abrazo muy grande,

    Eva.

    ResponderEliminar
  17. Había traspasado la delgada línea, ya todos estaban en casa ... Sutil y elegante relato.

    Saludos Mónica

    ResponderEliminar
  18. Otro relato genial para quedarse pensando un buen rato!! Un poco triste pero no es todo una locura?

    ResponderEliminar

Déjame tu huella...