TU AUSENCIA

Él era mi persona preferida. El mejor hombre del mundo.

Le gustaba hablar de todo y dar consejos aunque luego no siempre me los aplicase pero hablar con él me hacía sentir bien por alguna razón.

Entre los consejos más sabios que recuerdo está el de no fiarse nunca de las primeras impresiones, “casi nunca son lo que creemos”, decía. También que los miedos podían ser tan enormes como los imaginase… pero también pequeños, y que en ningún caso tener miedo era algo malo si lográbamos superarlo.

También decía que una sonrisa de verdad, de las que nacen en el interior, era el bien más preciado que alguien nos podía ofrecer.

Una tarde de julio mi persona preferida dejó de hablar. Su precioso corazón se durmió para siempre como sus impresionantes ojos y ya nunca más oí ningún consejo suyo. Ya nunca más nos escuchó pedirle más historias.

A veces me enfado, no me dijo porqué se fue y en ocasiones pienso que quiere que le eche de menos…

Si es así lo ha conseguido. Ni se imagina lo que en días como hoy me cuesta de llevar.